-Cuando hablamos de mente subconsciente, significamos con la frase una cosa que no difiere de la mentalidad externa, pero que sólo actúa bajo la superficie, desconocida para el hombre en vigilia, en el mismo sentido que si estuviese hundida a mayor profundidad y con mayor perspectiva.
La "subconsciencia" -por debajo-, dice el propio Aurobindo en otros textos, es una forma de conciencia, también la supraconsciencia -por encima-.
Actúa velada, inadvertidamente para la conciencia de vigilia, psicológica o superficial. Una de las tareas pendientes en nuestra carrera evolutiva será ensanchar los dominios de la conciencia de vigilia o conciencia de la superficie, hemos de adquirir la capacidad de ver lo que se mueve por debajo de ella, adueñarnos de su contenido y así poder ser capaz de dirigirlo.
Bajo la superficie de nuestra conciencia, en la subconsciencia, se mueve un amplio abanico de rutinas tales como los gustos, costumbres, asociaciones y actitudes fijas, moral..., todas ellas nos hacen hacer pero inconsciente, indemandada e involuntariamente, nos dirigen, nos hacen tener pensamientos y sentimientos estrechos, limitados y definidos, tienen consecuencia sobre la realización de los actos.
Las "rutinas" son propias de cada individuo adquiridas de su medio social en los primeros años de vida, la mayoría de ellas son beneficiosas porque simplifican el vivir pero por otro lado detiene o impiden nuestro progreso.
Aun más abajo están los instintos, moldes de las rutinas, que son propiedad de la especie humana, los traemos grabados al nacer. Por ejemplificar plásticamente podríamos decir que nuestra vida es movida por un 10% de conciencia de vigilia, el resto, el 90% es movido por la subconsciencia (rutinas e instintos), así resulta que somos dueños y por tanto responsables de pensamientos, sentimientos y actos en un 10% (posiblemente tal 10% sea demasiado optimista).
La subconsciencia ejerce la dirección de nuestra vida imperativamente, como si de resortes de una máquina automática se tratara. Las rutinas son muy difíciles de suprimir o cambiar (por otras), los instintos prácticamente imposible. La "conciencia" es luz y si queremos evolucionar (voluntariamente) tendremos que intensificar esa luz para que alcance las zonas oscuras, la subconsciencia.
Lo que nos interesa "comprender" aquí es que no sólo contamos con la conciencia de vigilia, que como se ha apuntado es pequeña y limitada, sino que más importante aun es la otra forma de conciencia a la que se ha acordado llamar "subconsciencia" sin la cual no podríamos dar un paso en nuestra vida. La conciencia de vigilia actúa desde el momento presente, la subconsciencia desde el pasado, la supraconsciencia desde el futuro (de ahí surgen nuestras frecuentes contradicciones).
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Consideramos que el ser humano está en proceso de evolución, de crecimiento, de desarrollo. Una vez conseguido el suficiente progreso psicológico que nos urge, el siguiente paso cualitativo devendrá en el Despertar o activación de la Consciencia.
Completada la evolución física, con el óptimo desarrollo de manos y cerebro, acaeció el ser psicológico, alcanzando su máximo esplendor en la razón o intelecto y en el sentimiento. Ni razón, ni sentimiento común, son la culminación de la persona. Estos no son sino formas primarias de cualidades superiores por desarrollar. El máximo esplendor del ser humano, es, o más bien será, La Consciencia.
Así como del ser físico al ser psicológico hay un cambio cualitativo abismal, así lo hay del psicológico al Ser Consciente.
Significamos con el término “Consciencia”, el darse cuenta, tanto de sí, como de cuanto nos rodea. Es el 'ver nítido' del ver, un acceso a la “Gran Realidad”, global, integral, más allá de la realidad parcial que recogen nuestros todavía pobres sentidos receptivos físicos y psicológicos.
La Consciencia no se produce de manera inconsciente, instintiva o automática, sino que exige de una cualidad superior, la Voluntad Real, de orden superior a nuestra seudo voluntad o voluntad condicionada supeditada al determinista deseo, interés o preferencia, generado desde el automatismo del subconsciente. Es la opción de querer (poder), ejecutada desde nuestra total libertad, dueña de sí.
La Consciencia implica también de un sentimiento no supeditado a la dualidad de felicidad y sufrimiento. Genera Bienaventuranza, Deleite, Dicha Consciente.
En el Estado Consciente no existe sufrimiento, tampoco mecanicidad o automatismo (propios del físico y del psicológico), ni está bajo los efectos del sueño, parcialidad o condicionamiento propio del psicológico, ni vive sujeto a la ignorancia del mismo.
En la Consciencia todo es “conocimiento real, saber”, “darse cuenta, ver, tener”, “acción libre y voluntaria, poder”, “dicha y gozo pleno, deleite”, en definitiva “SER”.
La Consciencia no necesita de la mente común, del pensamiento, de la memoria psicológica, es más, para su manifestación precisa de un silencio mental pleno.
La Consciencia se manifestará en el individuo cuando esté preparado.